Oración centrante: meditación católica
En la tradición cristiana, la Oración contemplativa es considerada como un puro regalo de Dios. Es la apertura de la mente y el corazón — de todo nuestro ser— a Dios, el Misterio Último, más allá de los pensamientos, las palabras y las emociones.
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Pautas para la oración centrante:
- Escoja una palabra sagrada como símbolo de su intención de consentir a la presencia y la acción de Dios en su interior.
- Sentado cómodamente y con los ojos cerrados, sosiéguese brevemente e introduzca silenciosamente la palabra sagrad como símbolo de su consentimiento a la presencia y la acción de Dios en su interior.
- Cuando se encuentre atrapado por algún pensamiento, regrese muy sosegadamente a la palabra sagrada. (El término “pensamientos” incluye sensaciones corporales, sentimientos, imágenes y reflexiones).
- Al final del período de oración, permanezca en silencio, con los ojos cerrados, por un par de minutos.
La palabra sagrada se escoge durante un breve período de oración, en el que le pedimos al Espíritu Santo que nos sugiera una que sea particularmente apropiada para nosotros, por ejemplo: Dios, Jesús, Abba, Padre, Madre, María, Amén, Señor. Otras posibilidades: Amor, Paz, Sí, Fe, Kyrie. Lea: Instrucciones para la meditación Cristiana
Oración contemplativa.
Podemos pensar que orar consiste en pensamientos o sentimientos expresados en palabras. Pero esta es solamente una forma de orar. En la tradición cristiana, la oración Contemplativa es considerada como un puro regalo de Dios. Es la apertura de la mente y el corazón — de todo nuestro ser— a Dios, el Misterio Último, más allá de los pensamientos, las palabras y las emociones. Por medio de la gracia, abrimos nuestra conciencia a Dios, que por fe sabemos que está en nosotros, más cercano que la respiración, más cercano que el pensamiento, más cercano que el escoger, más cercano que nuestra conciencia misma.
La oración Centrante
La Oración Centrante es un método diseñado para facilitar el desarrollo de la Oración Contemplativa, al preparar nuestras facultades para recibir ese don. Es un intento de presentar las enseñanzas de épocas anteriores de forma actualizada. La Oración Centrante no intenta sustituir otros tipos de oración, sino de iluminarlos y profundizar su significado. Es, al mismo tiempo, una relación con Dios y una disciplina para fomentar esa relación. Este método de oración nos conduce más allá de la conversación con Cristo hacia una comunión con Él.
Algunas Consideraciones Prácticas:
- El tiempo mínimo para esta oración es 20 minutos. Se recomiendan dos períodos diarios, uno por la mañana y el otro por la tarde o temprano en la noche. Con la práctica, el tiempo puede extenderse a 30 minutos o más.
- Para indicar que ha terminado el período de oración, puede usarse un cronómetro que no tenga un tic-tac audible y que no haga un sonido estridente al final.
- Posibles síntomas físicos durante la oración:
- Podemos notar dolores leves, picazón o espasmos en alguna parte del cuerpo o una especie de inquietude general. Estos usualmente se deben a que se ha desatado algún nudo emocional en el cuerpo.
- Podemos observar una sensación de peso o ligereza en las extremidades. Por lo general, esto se debe a un nivel profundo de atención espiritual.
- En cualquiera de estos casos, no le prestamos atención y regresamos, muy suavemente, a la palabra sagrada.
- Los frutos principales de la Oración Centrante se experimentan en la vida diaria y no durante el período de oración.
- La Oración Centrante nos familiariza con el primer lenguaje de Dios, que es el silencio.